Quería empezar estas líneas con un «te quiero».
Quería escribir algo hermoso, por una vez.
Describir una sonrisa, quizás la tuya,
y todos los momentos en que no hubo dolor.
Todo el presente que construimos.
Y pasar de puntillas por delante del futuro
y su bola de demolición.
Quería que supieras que nada de esto tiene que ver contigo.
Que eres más que suficiente.
Que ojalá encontrara la forma de parar el tiempo
en cualquiera de esas noches;
en tu cintura, en tus caderas,
en tu pecho, en tus carcajadas.
Parar el tiempo,
y que no te duermas.
Y que no amanezca.
Quería dejar de intentar convencerte
y convencerme de que puedo dejar de buscar.
Que no hay nada mejor;
que no hay nada perfecto.
Sólo necesito destruir la raíz de tanto miedo.
Abrir los ojos y sentir el mundo en calma.
Por una vez.
Pero sé que escribo esto porque aún es de noche.
Porque tengo tiempo y no tengo sueño.
Porque me doy la vuelta y no te veo,
y salto de un pensamiento a otro, de un recuerdo a otro,
y no entiendo qué es eso tan bueno
que me obliga a soltarte la mano
y perseguir un ejército de sombras.
Tal vez no sepa jugar a este juego.
No conozco las reglas,o no las quiero.
Tal vez pasé demasiado tiempo
moldeando con barro y ceniza
una montaña de fantasías.
Ya sabes cuáles.
Y se acaban los renglones
y sigo sin decir «te quiero».