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Ya sabías que volverías aquí,
que en realidad este abismo
en el centro del pecho
es lo más parecido a un hogar
que has tenido.

Sabías que encontrarías una excusa,
o una víctima,
para volver.
Aunque solo sea por esta noche.
Aunque después salgas corriendo
en busca de un abrazo
más frío que su despedida.

Soy capaz de sacrificarlo todo
en la hoguera de la vanidad
para luego caer de rodillas en las cenizas
y decirte que te echo de menos.
Pero a veces, cariño, no hay vuelta atrás.
Y aunque todos digan que hago lo que tengo que hacer,
yo sé que eso ni siquiera me importa.

Todo estaba escrito
porque lo escribí yo.
Nada fue mentira,
pero cada noche contemplo el cielo
y todos esos destellos en la más pura oscuridad
me recuerdan que nunca habrá paz
para quien no tiene más hogar que el abismo
ni más sangre que la que ahora brota de tu herida.