Me quemas como un trozo de hielo sobre la piel.
Hermosa como el rostro acobardado de la insatisfacción.
Perfecta como un día en tinieblas.

Me confundes como un huracán de pétalos de rosa.
Me dueles como un beso empapado de eternidad.
Te sufro como el cáncer que reina en mi imaginación.

Princesa de los débiles, princesa de la negación.
La reina de mis desprecios, y el desprecio también soy yo.
La venus en el espejo trucado, es sólo un resplandor.

Me muerdes como un abrazo fingido.
Me derrotas como el silencio antes del sueño.
Te sufro como una plaga en mi cosecha
de reproches y gemidos.

(Venus, abril 2000)