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Deja salir al monstruo.
Ya no tiene hambre.
Ahora sólo quiere compañía y, quizá,
un poco de sangre.

Déjale morar por este valle de sombras.
Deja que se afile los colmillos
en los huesos del enemigo.

Tú tienes las riendas.
Tú decides sobre el cielo y la tierra.

Déjale aullar,
y perseguir fantasmas.
Déjale creer que esto no es un sueño.
Deja que se calme,
hasta que todo comience de nuevo.