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Soy lo que todos quieren tener,
pero no saben lo que quieren.
Y yo desaparezco.
No les he dicho una sola verdad,
aunque tampoco les he mentido.

Nunca, nada, fue mentira.
Porque todo sucedió a la luz del día;
cuando más abiertas están las heridas en el centro del pecho
y yo desaparezco.

Y lo que ven no es una ilusión,
pero tampoco es algo demasiado real.
Me perdí en un jeroglífico infinito;
en una fórmula matemática perfecta e intrincada.
Y esperé. Esperé tanto…

Así que ahora intentad no despertarme,
porque esto, este sueño, es lo único que tengo.