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A veces esto parece el final.
Un nudo de venas a un centímetro del corazón.
Chirrían las ruedas contra los raíles,
se bajan los pasajeros.
Fin de trayecto.

Y de repente,
sin comprender bien mis impulsos,
vuelvo a ser el que era,
vuelvo a ser lo que era.
Pero no hay madera suficiente en este mundo
que mantenga en marcha una locomotora averiada.

Todos son expertos maquinistas.
Todos, menos yo.
Todos ven el problema.
Todos, menos yo.

En la última estación me dejé crecer la barba
y pensé en cortarme el pelo.
Algo nuevo y desafiante
para emprender el mismo viaje.
Otra vez el «viajeros al tren».
otra vez sin equipaje
y en la compañía equivocada.
De nuevo a toda máquina
hacia un nuevo final.

Eterno retorno, queridos amigos.
Movimiento perpetuo.
Primera Ley de la Termodinámica:
la energía ni se crea ni se destruye.
Nos volveremos a ver.
Justo aquí,
en este lugar,
en este instante.
Una y otra vez.