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Soy el hombre que no se deja en paz.
La posibilidad de lo que no sé si quiero.
La mentira.
La indiferencia.
Mil noches peleando con las sombras
y mil más huyendo.
Y tu recuerdo…
Y tu recuerdo…
Y tu recuerdo…

Soy el hombre que no se pone de acuerdo.
La noria que cree que hay otro camino.
La estrella más brillante del firmamento
que resultó no ser una estrella.
Un lugar distinto.
Una isla de un solo grano de arena,
y el resto…
El resto son pensamientos,
y más, y más pensamientos.
Puro veneno.

Soy el hombre colgado de una decisión.
Un dilema, a tus ojos.
Pero todo está claro.
Todo está ahí, en ese diario.
Un flor seca que, según tú, encierra algo de belleza.
Los souvenirs momificados de otra vida.
Y una pregunta,
y otra más.
Y el calendario se teñía de gris ceniza
cada vez que respondías.

Soy el hombre que no se deja en paz.
Sólo eso.
Ni acertijos ni rompecabezas.
Sólo el chasquido del látigo en un día de tormenta.