Etiquetas

,

Te reconozco en las distancias cortas
y en conversaciones
que podrían durar toda la vida.
Delante de ti asumo mis errores
y dejo que las puñaladas me atraviesen.
No duelen.
No importan.
Estamos aquí;
aquí y ahora.
Y aquí y ahora casi nunca nos hacemos daño.
A menudo nos asalta la sensación
de que no pasó nada.
Todo está perdonado.

Cuando te alejas para ocuparte de tus asuntos
y yo vuelvo a pelearme con los míos,
no te niego que el pecho comienza a arder.
Que es siempre una pequeña derrota.
Porque durante cien días más
no habrá para nosotros ni un aquí ni un ahora.