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Hace tanto frío como ayer.
Las cosas no cambian.
La situación inesperada,
que es la venganza de mi suerte.
Cuando los lazos dejan de ser fuertes,
o al menos más falsos de lo que solían ser.
Tengo tanto frío como ayer.
Estoy atrapado aquí.
La revelación que necesitaba
se me escapa de las manos.
Cuando todos decidan y me hayan condenado,
sólo entonces será momento de volver.
Volver desde el silencio
a la tierra del murmullo,
a la ciudad de los rumores.
Volver con la mordaza
que acalle esas voces.
Volver desde los infiernos
a la confusión general,
a la pólvora en la saliva.
Volver con el sedante
que la deje bien dormida.
(Volver, marzo 1999)