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Avanza la vida en el rostro de Fracaso
Lo cambiaron por migajas de pan enmohecido
Le llovían las monedas, las que nadie quería
Solo con su memoria, solo con su soledad
Ahora tiene un billete de ida al precipicio
Lo compró con sangre y noches sin dormir
El camino se ilumina de personas
De todos los papeles que quiso interpretar
Ahí viene,
ahí viene Dios con su anillo babeado
Ahí viene,
ahí está el infierno para hacerle compañía
Se vuelve hacia atrás
Escupe un suspiro
«Precioso», piensa.
Nunca más, nunca más.
(Fracaso, julio 1996)